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Las distracciones como factor de riesgo no percibido

Cuando nos iniciamos como novatos en la conducción de un vehículo, al principio se nos hace complejo incorporarnos al sistema vial tan dinámico donde tenemos que lidiar y convivir con los otros actores, como peatones y otros conductores, pero también exige permanecer alertas frente a las diversas señalizaciones, dispositivos reguladores del tránsito, configuración de la vía por la cual transitamos, del panel del vehículo (velocímetro y tacómetro del cuentarrevoluciones), seleccionar la marcha, la velocidad y maniobrar el volante ante las condiciones de diseño de la vía, adelantamientos o sobrepasos.

Las distracciones como factor de riesgo no percibido

Con el pasar del tiempo, vamos adquiriendo mayor confianza y práctica, por lo que las tareas se automatizan y sentarse frente al volante para conducir un vehículo se normaliza hasta llegar a percibirse como parte de la rutina diaria, sintiéndonos con la capacidad de hacer simultáneamente otras actividades que igualmente requiere estar alertas.

La confianza, la automatización, la capacidad de sentirnos que podemos hacer a la vez otras tareas mientras conducimos apunta a que prevalece entre los conductores una infravaloración respecto del riesgo a sufrir un siniestro de tránsito que no se percibe como tal, por un lado, porque nunca han participado en un accidente o simplemente las distracciones no se destacan o se desconoce su verdadera implicancia en cuanto a las consecuencias que produce, de hecho en nuestro país durante el año 2023, las distracciones, es decir, conducir no atento a las condiciones del tránsito del momento, representaron la primera causa de siniestros de tránsito con 32.329 casos (40% del total de siniestros), cifra que triplicó a la suma de las causas por velocidad y no mantener distancia razonable y prudente. Asimismo, las distracciones, fueron la segunda causa de fallecidos con 228 casos (14% del total de fallecidos), después de la velocidad.

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Esta infravaloración a la que se hace referencia y su posición como factor de riesgo no percibido, haciendo uso del sentido común, contrasta mucho hacia dónde está puesto el foco principal de la opinión pública y de las políticas de seguridad vial, aunque convengamos de que la ley chat vino a regular en parte los esfuerzos orientados hacia la fiscalización de los conductores y mitigar las consecuencias de las distracciones, quedando pendiente, sin embargo, la conducta y en lo particular a lograr verdadera conciencia de parte de quienes estamos tras el volante sobre tan relevante problema. Nosotros tenemos la última palabra, porque la sola ley chat no solucionará el problema respecto de los otros factores subyacentes que en muchos casos resulta muy complejo descubrir o visibilizar y en consecuencia también son factores de riesgos no percibidos.

Las distracciones como factor de riesgo no percibido

Así por ejemplo, entre los factores subyacentes se encuentran los distractores internos (cuando el elemento distractor se halla dentro del vehículo, como conversar o atender a otros pasajeros, fumar, beber o comer mientras se conduce, o distractores externos (cuando dicho elemento está situado fuera del vehículo, como un cartel o aviso publicitario, escena de un siniestro vial, señalización confusa o mal situada o trabajos en la vía), que por mucho se esté incorporando dispositivos de seguridad pasiva o activa para enfrentarlos, no constituyen panacea para atacarlos de plano e incluso hay que dimensionar si es conveniente o no animar indiscriminadamente el uso de tecnología, por cuanto per se puede constituir también un factor distractor para el conductor, producto del estrés y alerta difusa que le puede generar el estar sometido a mucho control lidiando con muchos flancos.

¿Estamos entonces frente a un problema que no percibimos?

La respuesta es sí. Es evidente que estamos frente a un problema de infravaloración y subestimación si es un factor recurrente en más de un tercio de los siniestros viales donde puede comprenderse que las distracciones al conducir existen, pero resulta incomprensible que no llega al alcance de que el conductor pueda discernir hasta qué punto pueden afectarle.

Victor M. Cancino Veloso

Victor M. Cancino Veloso - Coordinador de Seguridad Vial CEA Chile

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