Las altas temperaturas afectan distintas dimensiones de la vida cotidiana. Además de las personas y el medio ambiente, los vehículos motorizados pueden sufrir una serie de problemas mecánicos y de seguridad, que pueden comprometer su rendimiento y vida útil.

¿Cuál es el impacto que el calor puede generar en los vehículos?

• Sobrecalentar el motor: Los motores requieren un sistema de refrigeración eficiente, sin embargo, el calor extremo puede dificultar la disipación de la temperatura, provocando fallos y averías.

• Deterioro de la batería: Las baterías pueden perder eficiencia y descargarse más rápido debido al calor excesivo.

• Afectación de neumáticos: La presión de los neumáticos aumenta con el calor, lo que puede provocar accidentes por reventones si no se revisan correctamente. Es importante monitorear la presión de los neumáticos periódicamente.

• Evaporación de líquidos: El refrigerante, el aceite y otros fluidos esenciales para el funcionamiento del automóvil, pueden evaporarse más rápidamente, reduciendo su efectividad y aumentando el riesgo de daños mecánicos.

• Daños en los frenos: Las temperaturas elevadas pueden afectar la eficiencia de los frenos, disminuyendo su capacidad de respuesta y, por consiguiente, aumentar las probabilidades de un accidente.

• Problemas en el sistema de aire acondicionado: Por su uso excesivo, puede sobrecargarse el sistema eléctrico del vehículo.

Al respecto, La Ley de Tránsito, en su Artículo 61, establece que los vehículos deberán estar provistos de los sistemas y accesorios que ésta misma establece, los que deberán estar en perfecto estado de funcionamiento, de manera que permitan al conductor maniobrar con seguridad.

La forma más segura de mantener las condiciones óptimas de tu vehículo, sea en este u otro contexto, es procurar tener la revisión técnica al día, la cual, según la ley, comprenderá, en forme especial, los sistemas de dirección, frenos, luces, neumáticos y combustión interna.

Recomendamos, de todas maneras, verificar el sistema de refrigeración del vehículo, verificando que el radiador y el refrigerante estén en buen estado;  revisar que la batería no presente corrosión y que esté funcionando correctamente; monitorear la presión de los neumáticos; evitar que el vehículo esté expuesto al sol de manera prolongada, estacionando en lugares con sombra o utilizando cobertores reflectantes; no sobrecargar el aire acondicionado, usándolo de manera moderada e Inspeccionar el sistema de frenos, verificando su estado para garantizar una respuesta eficiente.

Como vimos, las olas de calor pueden ser un riesgo importante para los vehículos motorizados. Pero con un mantenimiento adecuado y tomando simples precauciones, es posible minimizar los daños, optimizando el funcionamiento del vehículo. Revisar el estado de tu automóvil puede hacer la diferencia en una temporada de calor extremo, mejorando así la seguridad de todos.

René Zapata Erazo - Abogado Asesor